Crónica breve – Picaduras


Imagen: Juncrure . Tommy Ingberg

Levantarse y sentir que todo pesa, el cuerpo como vehículo, el cuello como sostén de una cabeza atiborrada de pensamientos, ideas que van y vienen de forma incesante. En algunos casos estas ideas irrumpen de forma intempestiva y solo queda espacio para la defensa, en otras humillan, desafían tu dignidad y en otros casos son espacios para el solaz y el refugio. ¿Cómo administrar todo esto? No tengo respuestas certeras, ni certezas que aplaquen las dudas, a pesar de ello, continúo.

En los últimos meses percibo que somos menos en la calle, no es tanto el toque de queda impuesto por la inseguridad que acosa, es más bien otro tema y me parece que está ligado al modelo económico que se nos ha atravesado en nuestras vidas. Entiendo que la diáspora ha recrudecido, la emigración es un hecho dramático y real, la exportación de talento a otras latitudes es un fenómeno que nos está empequeñeciendo más y más, especialmente por el momento que atravesamos como nación. Los jóvenes no avizoran futuro, no tienen agujas para tejer sueños, se las deformaron y no pueden enhebrar hilos, crear urdimbres.

La mediocridad apesadumbra …

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Imagen: Anónimo

A la espera del tono verde del semáforo encuentro cuatro chicos que balancean botellas de jabón y pequeños haraganes en sus manos, jóvenes que pueden estar finalizando su primera década de vida o comenzando escasamente la segunda  …¿qué hacen aquí? ¿por qué parecen  suplicar con la mirada? Uno incluso levanta su mano y coloca sus dedos de tal forma que me hace pensar en el símbolo de la paz, pero yo creo que no es así, su rostro sugiere es la conformidad de un billete, un pequeño y poco valorado billete, internamente algo se remueve, algo se atraganta. Una pregunta lógica sería ¿por qué no estudian? ¿por qué no pertenecen a ese nutrido grupo de estudiantes que un nuevo sistema de ingreso al sector universitario les permitiría una oportunidad de movilidad social? El asunto no es tan simple tal como lo ven los poderosos de turno, unos poderosos embriagados de poder que solo lo utilizan para amedrentar y para infundir miedo. Quieren siervos, esclavos de ideas, acólitos con cerebros de paja.

Luego de ver a estos chicos con una cara de derrota en el rostro, de desesperanza ante el vidrio que no baja, de la renuencia del billete que no es extendido, a pocos metros y luego de tener el pase del semáforo, se incorpora a la vía una camioneta de marca japonesa que a todas luces destella por ser de último modelo, modelo que no reconozco entre la gama de alternativas de vehículos que he visto de ese fabricante nipón. El vehículo en cuestión reluce de manera inusual dentro de todos los que en ese momento circulan  en la avenida. Se coloca delante de mí luego de incorporarse al canal rápido y puedo ver claramente que lleva placas del ejército. No puedo evitar preguntarme  …¿los privilegiados?

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En la autopista voy por el canal rápido, absorta en mis pensamientos, buscando explicaciones a todo lo que nos pasa y acontece. No puedo quitar de mi cabeza el rostro de los jóvenes limpiadores de parabrisas que dejé atrás, recuerdo a mis hijos, establezco analogías, me asusta tanta injusticia. Reniego de la dama de la balanza sin pañuelo en los ojos, impartiendo todo el peso de la ley solo para quienes disienten, para los divergentes, para los que se resisten a todo este descalabro,  cuando sin previo aviso y en un momento inesperado observo que algo parecido a una estaca de tronco, maciza, veloz, viene hacia mi cara y se estrella con un golpe seco en el parabrisas, sigue su rumbo por encima del techo del carro, todo muy rápido, desde el retrovisor no pude constatar si hubo un viajar de golpes en el carro que me precedía. Un susto enorme, agradecí que no sufrió el parabrisas, que tuve un escudo, una protección, el golpe se sintió desde el temor, así son los golpes que esta hermosa nación administra desde tiempos históricos. 

No hay ciudadanos.

¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿???????


Imagen: Torn - Tommy Ingberg

En una oportunidad escribí sobre adioses prolongados, progresivos, ¿inconscientes?, ese tipo de despedida que al final desconoce, extraña.  Las universidades autónomas asemejan un adiós que se ofrece a cuenta gotas,  la actitud de los poderosos al desconocerla y perseverar en su encono, en su persecución estúpida, en su actitud irracional al no asignar recursos para mantener y enriquecer su tríada de funciones principales: docencia, investigación y extensión, lo demuestra de forma grotesca. ¿Qué puede ofrecer un docente que se ha visto obligado a buscar otro tipo de actividad económica de subsistencia en medio de sus responsabilidades académicas, violando incluso los términos de su contrato? …medias verdades, medias responsabilidades, medio compromiso. 

Su cabeza no está, en el caso de los profesores de alta dedicación, orientada a enriquecer su labor pedagógica …¿cómo podrían hacerlo? No hay tiempo, no hay disposición, no hay trabajo compartido, no existe la búsqueda de la excelencia en la práctica docente porque no tiene recursos, no tiene el estímulo, no hay condiciones. Los docentes se han constituido en islas académicas en algunos casos, donde reciben estudiantes náufragos,  que llegan desnudos a las costas de una playa que no terminan de descrifrar, desnudos en valores, desnudos en concentración, sí, desnudos en certezas básicas y sin brújula en algunos casos más graves, todos ellos conformando una generación presa de un discurso excluyente, con altas dosis de resentimiento. ¿Qué hacer? ¿Cómo enfrentar al poder que no quiere a la universidad impetuosa, la universidad que resiste, la universidad que promueve el conocimiento y el pensamiento crítico  …la universidad plural? No tengo respuestas más que la impotencia.

Se lee por allí  …págale mal a un docente y justifica así su mal desempeño (creo que aplica el dicho a cualquier profesión y oficio, lo que pasa es que en el caso de la docencia el daño es incalculable)

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Imagen: Francesco Malpensi

Un día cualquiera salí en dos ruedas, siempre disfruto el viaje aunque no olvido los miedos, los temores, la aprensión ante un paisaje que en ocasiones siempre puede tornarse sorpresivo. En una oportunidad la sorpresa tuvo forma de una camioneta que al tomar una curva, la sentí suspirar muy cerca de mi humanidad,  enderezando su trayectoria unos metros más adelante. Respiré profundo dentro de la rapidez del hecho, me dije muy internamente, pudo pasar  …pero no. 

En otra ocasión un olvido me obligó a la vuelta, a rehacer lo andado cuando ya iba a mi destino final, mi refugio. En un momento me sentí liviana, libre del peso que llevo en la espalda, ese despiste obliga a devolverme y así  recuperar algunas pertenencias dejadas en un sitio filial. Apresuré la velocidad de mis piernas, logré pedalear con fuerza,  no quería que surgieran inquietudes ante una ausencia prolongada más de lo usual. Cumplido el objetivo nuevamente emprendí el camino de vuelta, sin darme cuenta que en un tramo de la avenida que me tracé recorrer, espera una camioneta gris  encima de la acera.  Percibo  una señal muy decidida que me obliga a detenerme. ¿Por qué lo hice? Aún al escribir estas líneas me lo pregunto. Si la maldad estaba en ciernes  …¿habría servido de algo mi huída? No lo sabré, lo cierto es que a la par del brazo que me impulsa a detenerme, se asoma la cabeza de un hombre joven con corte militar que me alerta sobre lo inconveniente y peligroso de circular sola en dos ruedas …

- Te pueden asaltar y robar la bicicleta …¿has pensado en ello?
- … (asombro)( miro hacia el interior del vehículo y solo atisbo sombras y perfiles poco definidos) pensé para mis adentros  …¿qué estás haciendo hablando con esta persona que no conoces? El hombre continúa en su tema …
- Soy ciclista, me gustan las bicicletas y no salgo por allí como tú. Tengo miedo, ¿no lo tienes tú?
- (Solo podía balbucear)  …mi hijo, mi hijo me acompañaba pero al final del camino tomó una ruta diferente ...(apelando al sentido de la compañía que espera en algún lado)
- Ten cuidado ...
- Gracias, lo tendré …(los veo arrancar)
Me moví  lo más rápido que pude, de repente el camino parecía una pista irreconocible y me preguntaba  ...¿qué acaba de suceder? o ¿qué no sucedió? …no quiero tener miedo, me resisto a ello, cuánto extraño las alternativas múltiples, las posibilidades, todo se ha vuelto dicotómico y gris. Ahora, mucha gente no sale, la gente se refugia, la gente está en las colas de los supermercados o farmacias para adquirir productos regulados, para comprar medicinas, incluso en un domingo soleado, en un sábado lleno de matices, lo ví.

Injusto  … 


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