Hablando de temas incómodos ...
En una de las clases que constituían una de las asignaturas del diplomado de formación docente que cursé el año pasado, la facilitadora a cargo, muy competente a mi parecer, nos aconsejó, palabras más, palabras menos, la inconveniencia de servir en la mesa de los saberes de un aula de clase, tres temas a su criterio muy álgidos y conflictivos: religiosos, sexuales y políticos. El consejo lo tomé muy en serio cuando tuve la oportunidad de compartir experiencias de enseñanza-aprendizaje en temas eminentemente técnicos, ahora, ¿cómo eludirlos cuando es necesario contextualizar ciertos contenidos donde están realmente comprometidos? Un facilitador que tenga bajo su responsabilidad una cátedra relacionada con la filosofía o la ética por mencionar dos disciplinas que ameritan enormes ejercicios reflexivos, no puede ni debe darle la espalda a diálogos constructivos que se originen desde la perspectiva de la triada de asuntos ya mencionada. ¿Razones? podría verse como el cuento aquél