Inteligencia y Seducción



Inteligencia y seducción ...¿compañeros? ¿aliados? ¿cómplices? Podría agregarse un poquito de cada uno al  producto final ¿y cuál sería ese resultado? Partiendo de la definición propia de cada término, habría diversidad en esa finalidad. Seducir es atraer la atención de un ser que se desea, se anhela o simplemente nos gusta, la inteligencia por otro lado es la habilidad de comprender, analizar y conocer conjugando de manera asertiva la racionalidad con la emocionalidad. Ahora, nos puede seducir un hermoso vestido, unos zapatos originales, una comida bellamente preparada. Ser seducido o ser seductor, ahí el dilema.

Planteado lo anterior, me viene la siguiente interrogante a la cabeza ¿ser inteligentes nos transforma automáticamente en seres seductores? es más ¿también esa inteligencia nos permite determinar cuando somos objetos de deseo? ... puede ser ¿por qué mi retiscencia a una afirmación definitiva? porque no existen patrones, ni fórmulas mágicas, desde mi perspectiva, existen una serie de circunstancias que nos permiten establecer actitudes hacia ese objeto o sujeto de atracción y desde la otra esquina, al ser receptores de mensajes que nos llaman la atención en consecuencia también reaccionaremos de acuerdo a las coordenadas existenciales del momento.

Particularmente me seduce la inteligencia, eso sí, la que conoce, comprende y analiza desde la emoción misma  de vivir. No puedo evitar traer a mi mente un enlace que compartió un contacto en una conocida red social, donde a través de un relato muy sugerente se explica cómo a través de la lectura, hombres y mujeres establecían conexiones afectivas y emocionales en una época donde para el autor era valorado el conocimiento (episteme) más allá de la información cotidiana (doxa) (Cuando se ligaba leyendo). Es maravilloso recrear situaciones pretéritas a medida que la voz de Fernando Iwasaki va relatando. Debo reconocer que no me formé profesionalmente en el mundo de las letras ni la filosofía, aún a pesar de esto siempre sentí afinidad por la palabra escrita construida desde una forma armoniosa y sentida. Siendo muy niña, y ya creo que lo comenté en un artículo anterior, tenía un pequeño cuaderno donde me atrevía a desarrollar historias cercanas, muy relacionadas al mundo infantil que me rodeaba. Lamentablemente no tengo la memoria para recrearlas en este momento, se me perdieron en el tiempo.

Es así que mi contacto con la literatura se la debo a la insistencia de mi padre en sembrarme el gusanillo de la lectura (él es un excelente lector) y acepto, desde mi actual edad cronológica, que no le hice todo el caso debido. Escuchar a Iwasaki fue transportarme en el tiempo, a repasar vivencias universitarias y viajes inolvidables. Mi formación universitaria de pregrado se basó principalmente en información abstracta y aún cuando los números no trasnmiten por sí solos emociones (al menos para mi es así), aquellos compañeros de estudio que poseían habilidades especiales para conectarse con ellos y manejarlos con maestría, atrajeron notablemente mi atención.


Los círculos de estudio que menciona Iwasaki, en mi caso, los asemejo a la reuniones en la biblioteca de la facultad tratando de resolver el problema de cualquier asignatura relacionada a las matemáticas, la física o la química, porque dentro de mi pensum de ingeniería era necesario enfrentar unas cuantas. También estos encuentros, en una época donde internet no existía, servían para actualizar información sobre asignaciones pendientes que debían consignarse en unos pocos días más tarde. ¿Cómo relacionar un Toroide y una Elipse? Así nos plantearon un ejercicio de demostración en el Curso de Álgebra Lineal, que debíamos entregar como requisito para el primer parcial, no recuerdo muy bien el enunciado, pero sí tengo claro que estuve por un buen tiempo gravitando en planetas desconocidos porque no lograba establecer la ruta adecuada para llegar a la tierra nuevamente.

En fin, semejante comprobación requería ayuda, así que conversando con una compañera de estudios sobre el asunto,  me comenta que un amigo suyo a quién había conocido el semestre anterior, había resuelto exitosamente semejante laberinto matemático. Me sorprendí, ya que a pocos días de la entrega de la mentada tarea nadie en teoría había llegado a la solución. ¡Qué tipo tan inteligente! me dije, concertamos la reunión correspondiente y la llegada al plano terrestre fue inminente. No recordaré con exactitud el enunciado del problema, lo que si no olvido son las hojas y hojas, números y más números que se necesitaban para llegar a la fulana respuesta. Cuando aterricé sentí un gran alivio y nunca dejaré de agradecer a este estudiante maravilloso el salvavidas que lanzó y que me permitió cumplir con esta responsabilidad.

Volviendo a Iwasaki, su esquema de referencia eran las palabras, las oraciones, los versos, la prosa, el ensayo, la novela, para mi en esa época fueron las fórmulas, las ecuaciones, los teoremas, las teorías y todos aquellos principios matemáticos, físicos o químicos que sustentarían mi formación como futura profesionista de una ciencia aplicada que permite satisfacer las necesidades tecnológicas del hombre, procurando en principio una mejor calidad de vida ¿será así? bueno, ese será tema de otro artículo.

Lo que si puedo decir en este momento es que la seducción tiene mucho que ver con la propiedad de uno mismo, la seguridad y la autoconfianza, vuelvo al inicio entonces ¿la inteligencia gravita en todo esto? después de todo lo expuesto, digo que sí, aún cuando me gustaría realizar una salvedad. Acabo de leer una entrevista que la fallecida periodista Miyó Vestrini le realizó al psiquiatra venezolano y ex rector de la Universidad Central de Venezuela (UCV) Edmundo Chirinos en el año 1991, aparece como capítulo final dentro del libro de Ibéyise Pacheco "Sangre en el Diván", publicado en el año 2011.  Este personaje se encuentra privado de libertad en una cárcel de nuestro pais por el asesinato de una joven de 19 años,  un caso sórdido que transita en las fronteras del delirio. 

Chirinos era o es un maestro de la seducción, como lo refiere la propia víctima en un diario personal que encontró su madre, así como por el testimonio de otras mujeres que le conocieron. Leer la entrevista mencionada con anterioridad, no refleja ningún atisbo de desvarío y mucho menos demuestra improvisación o desinformación en los temas que se desarrollaron durante la misma. Sus palabras denotaban seguridad, confianza y mucha pertinencia ¿entonces? No soy psicólogo para opinar con toda la competencia debida en este caso, a pesar de ello de acuerdo a lo que pude interpretar de especialistas en el área, Chirinos sufre de serios trastornos de personalidad donde la inteligencia fue mal empleada dentro de su accionar como hombre y como médico. Así que este es un ejemplo de cómo la complicidad entre inteligencia y seducción fue mortal.

De cualquier forma y conociendo que el ejercicio de seducción puede estar revestido de una belleza extraordinaria, es necesario estar alerta ante los espejismos. Oasis en forma de seres humanos, que se avistan en el horizonte y que dentro de su encanto sólo buscan alimentar egos enormes y darle mayor fuerza a sus actitudes narcisistas. 

Definitivamente me quedo con la seducción de Iwasaki y más en este momento donde la palabra juega un espacio importante dentro de mis inquietudes. Los números tienen una belleza implícita, sólo que la abstracción que les caracteriza, no tiene la misma fuerza vital que apropia el lenguaje escrito y hablado, cuando éste se expresa desde la armonía y la significación.

Como corolario de mi anécdota matemática, el profesor causante de mi angustia académica no apareció el día establecido para recoger la tarea asignada, se nos dijo que estaba enfermo y que estaría varias semanas fuera. Luego nos enteramos que estaba hospitalizado y según la leyenda urbana, no muy bien de la cabeza, se decía que los números le habían enloquecido.

"...la imaginación todo lo puede"


Comentarios

  1. Encantada de conocerte y de leer tus textos, Sol.
    Tras echarle un vistazo a tu espacio, me voy con una sensación muy grata, ya que considero que escribes muy bien y seduces con tu inteligencia.
    Recibe un gran abrazo transoceánico.

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  2. Agradecidísima Isabel, muy agradecida ...

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