Por una sociedad que construye


Jiddu Krishnamurti en una de sus charlas a un grupo de escuchas universitarios se preguntaba ¿Qué era la sociedad? ¿Quién la creó? ¿Quién era el responsable de todo lo que vivimos en la actualidad al organizarnos como naciones, en grupos afines por orientaciones religiosas, comunidades de ciudadanos amparados bajo afiliaciones políticas determinadas, entre otros? Krishnamurti dentro de su reflexión trata de concluir que el hombre en su constante búsqueda de sentido de pertenencia y seguridad, ha creado estructuras que se han visto afectadas por corruptelas derivadas de la avaricia, la ambición desmedida, la irresponsabilidad. Entonces ¿por qué nos quejamos de lo que esa misma sociedad demanda, si hemos contribuido a crearla? 

Todo pasa por esa revisión personal que nunca internalizamos a profundidad. Vamos por la vida, unos más, otros menos, transitando una superficialidad que atropella nuestros sentidos desde el facilismo que otorgan las nuevas tecnologías. Paradójicamente en una era donde el conocimiento científico y tecnológico ha explotado literalmente en nuestros rostros, como seres humanos hemos involucionado en principios elementales de convivencia. En aras de ideologías caducas, por ejemplo, sacrificamos mucho de nuestra esencia, persiguiendo utopías que no hacen más que excluir, marginar, condenar a un sector de seres humanos que no piensan igual que lo pregonado por estos principios que se erigen en poseedores de una verdad que nunca tuvieron en sus manos.

La religión por otro lado, impone principios que en algunos casos fomentan la violencia y el ataque inmisericorde a quién se atreva a cuestionar sus postulados. ¿Dónde queda entonces la misericordia que pregonan? Todo letra muerta ...

Sobre todas estas formas de organización que el hombre se ha procurado para otorgarle sentido a su vida, me inquietan sobre manera las sectas destructivas. Apelo a la información suministrada por el psiquiatra venezolano Franzel Delgado Sénior, quién alerta sobre la fatalidad que significa estar bajo su influjo al señalar sus más elementales características:

1) Tienen una estructura piramidal.
2) Sus integrantes guardan sumisión incondicional a un líder, a quién se le debe obediencia absoluta pues se considera predestinado a cumplir una misión que sólo él puede lograr y crea, al crecer la secta, una estructura dictatorial.
3) Hay anulación de la crítica interna y prohibición del pensamiento individual.
4) Hay persecución de objetivos económicos enmascarados bajo una ideología destinada sólo a reforzar el poder del líder. En casos de gran dimensión que involucran a gobiernos, la procura de recursos queda enmascarada en el desvío de fondos públicos provenientes de estos estados o naciones al explotar ciertos sectores productivos.
5) La manipulación de los adeptos para lograr los fines que persigue la secta.
6) Ausencia de control de una autoridad superior sobre la secta.
7) Se fabrican palabras, frases y consignas para descalificar a quienes no pertenecen a ella, que son considerados inferiores.
8) Uso de un color y vestimenta particular para identificarse y darse fortaleza de grupo.
9) Prohibición de abandonar la organización, y quién lo hace es severamente penado.

Cuidado, cuidado, lo mencioné en un post previo, mirar la realidad desde nuestra propia conveniencia impide la conciencia crítica, fomenta el individualismo. El tan trillado discurso de la igualdad e inclusión sólo queda en eso, en palabras vacías que rebotan en el muro de la intolerancia y la opresión.

¿Por qué construir organizaciones basadas en principios que destruyen la convivencia?


"El socialismo del siglo XXI fue una desviación de la democracia participativa hacia un tipo de gobierno autoritario"
(Margarita López Maya - Historiadora)

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