A Casa (I)

Alguien que aprecio muchísimo y con quién conversé recientemente, me comentó su sentir cuando se encuentra rodeado de libros, su libros y me identifiqué inmediatamente con esa sensación.
Los libros, mis libros, están por toda la casa, es por ello que reconozco cierto espíritu libre donde particularmente no he podido hasta ahora, concentrar un espacio que domine la presencia de ellos.
¿Desorden? ...puede ser, porque sufro de turbaciones ocasionales cuando acudo en auxilio de algunos de sus consejos o conocimientos  internos y éstos no aparecen a la mano de forma inmediata, juegan a las escondidas y se divierten muchísimo al verme atribulada pensando en la pérdida, cuando después de inútiles esfuerzos abandono la búsqueda para sorprendida unos días después, encontrarles en el mismo lugar donde insistentemente les buscaba sin éxito alguno, allí mismo  frente a mis narices.
Ir a un libro es como ir a  casa, al hogar más íntimo, es el sitio idóneo, el lugar privilegiado donde dos extraños se encuentran, como así lo comentó en una ocasión el escritor estadounidense Paul Auster. Es por ello que por un momento, más vale decir, dos momentos me sentí profundamente afortunada al tener la maravillosa oportunidad de asistir a dos templos donde la palabra escrita es la protagonista principal. 

Desde un universo particular son espacios nobles, inmensos, ideales para experimentar emociones muy sentidas al encontrar en sus pasillos personas que asisten con inquietudes similares y en casos especiales hasta cercanas, que desde un tiempo pretérito representan  una época que dejó profundas huellas en la memoria.

A Casa, fué emoción, satisfacción, comunión, demasiada imaginación. Por un instante creí que estaba y no estaba y en cada rincón permitido ... figuraba, especulaba ...¿qué sentía el escritor cuándo se encontraba frente al lienzo que solicitaba ser utilizado? ¿será que al virar la cabeza a su izquierda y  toparse la vista con el paisaje a través de la ventana, éste  le imponía un estado de ánimo que bañaba las ideas de su mente con un matiz especial? Estar frente a ese escritorio y especular sobre su figura concentrada en el papel, en la pantalla, para así atajar convenientemente  las huidizas palabras que se agolpan en la cabeza fue un ejercicio con el que me sentí plenamente identificada, salvando las distancias creativas por supuesto. 


A Casa me recibió familiarmente, sus espacios están llenos de mucha luz y no pude más que internamente celebrar esta fantástica oportunidad que me brindaba la lectura, el haber conocido a un extraño a través de algunas de sus historias, internalizarlas de alguna manera,  para luego envolverme por un instante en los espacios físicos de su existencia, aunque como materia humana no tenga forma alguna. A pesar de ello puedo seguirle en algunos pasos ya andados en este plano terrenal y reencontrarlo cada vez que abro las páginas de sus narraciones históricas, novelas y memorias.

Reafirmo ese sentir que tener un libro en las manos, o contar con un sencillo escrito frente a la pantalla del computador, realizando referencia obligada a la tecnología, es contar con parte de la vida de su autor, es recorrer con la mirada, lugares, momentos, circunstancias, sentires agolpados en el pecho, emociones contenidas que urgen por salir. Desde esta perspectiva particular mi respeto y profunda admiración a la palabra escrita, a esa palabra construida con nobleza, con honestidad, con respeto, humildad y excesiva creatividad. He podido regodearme últimamente en testimonios escritos que pueden enmarcarse en los adjetivos enunciados. 
Gracias a sus orígenes  ...

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Que no se escape, mencioné anteriormente un segundo espacio, el segundo templo, ahora, éste no se refiere a un solo escritor, son miles de ellos, multitudes, coincidiendo en un solo lugar y manifestándose en una algarabía tal que puede llegar a desorientarte. Sobre esta experiencia, sobre este viaje, escribiré muy pronto ... 

Quise otra forma del mundo y encontré que existe, no necesariamente debo traspasar fronteras, aunque en ocasiones será necesario ...


Comentarios

  1. Fuiste!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

    Cuentamelo tutti!

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    Respuestas
    1. Gracias por detenerte aquí Lena y sí ...fuí, como te lo había comentado en nuestro contacto de agosto pasado, lo planificado fue puesto en acción de manera efectiva y nuevamente debo agradecer a las circunstancias que conspiraron para que en un día ¿cualquiera? de septiembre estuviera frente A Casa y pudiera entrar.
      La experiencia ...hermosa, fue más que una visita guiada, me sentí realmente en casa. La chica que nos orientó durante el recorrido, transmitió un sentir muy particular a medida que compartía pasajes específicos acerca de la vida y obra de Saramago. En este momento no llego a su nombre, anotadito lo tengo por allí, aún así no olvidaré su pelo de un color particular y la vehemencia de sus palabras.
      Estar en la cocina me hizo recordar tu escrito y me hice algunas de tus mismas preguntas. En este espacio violé un principio personal, no tomo café desde hace algún tiempo y debo confesar que no pude en ese momento rechazar la taza contentiva con ese café predilecto del escritor.
      Tengo una anécdota muy buena antes de entrar A Casa, porque llegamos muy temprano ese día a Lanzarote y haciendo tiempo pues empezamos a recorrer los alrededores del sitio, lo que me sucedió me obligó a reflexionar sobre el miedo.
      Como esto se está poniendo muy largo, tengo pensado echar el cuento en un post.
      Para finalizar puedo decirte que prácticamente permanecí casi las cuatro horas de ese día de visita, realmente fue un lujo que nos permitieran quedarnos en la biblioteca frente A Casa, resolviendo nuestra urgencia de hospedaje a través del ordenador disponible en la sala.
      En una palabra ...maravilloso.
      Seguimos en contacto
      Un beso

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