El lugar del lector
¿Cuál es el lugar del lector?
El lema de la finalizada Feria Internacional del Libro de la Universidad de
Carabobo –FILUC 2012- invitaba a reflexionar en esta inquietud.
Personalmente podría señalar a ese lugar como el espacio idóneo que permite administrar expectativas de descubrimiento
de paisajes tanto emocionales como geográficos, a través del camino trazado por
el autor del escrito que tenemos entre manos o frente a nuestros ojos. Debe ser
un espacio que permita la comunión entre el consumidor de palabras y el que las
proporciona.
En mi entrega anterior describí desde una experiencia muy personal lo que
sentí al entrar A Casa, acá compartiré mis impresiones en FILUC, otro ejemplo
de templo acogedor de la palabra, una de mis analogías a un parque de
diversiones. En un espacio como éste, no
hay oportunidad al sosiego o a la relajación, en principio es una especie de
carrera contra el tiempo, donde es necesario, dentro de lo posible, acceder al
mayor número de atracciones, representadas éstas últimas en los distintos
puestos que ocupan las editoriales que promocionan los libros.
En este lugar no hay chance de concentración para los lectores consumados,
porque a diferencia de A Casa, aquí eres constantemente llamado por infinidad
de autores que en un concierto de portadas, títulos e imágenes, invitan a
hojear sus páginas, a interesar al futuro lector en su contenido. Aquí empieza
el desafío y hasta el conflicto …¿me llevo este autor que propone un nuevo
proyecto dentro de su oferta literaria o por el contrario lo postergo por otro
que llegó de improviso para imponerse desde tiempos clásicos? Sin darme cuenta,
me encuentro con pequeñas bolsas en las manos que demuestran mi apego a
escritores conocidos como nóveles, así como a publicaciones que me apoyen en mi
labor docente.
Encontré un ejemplo de emprendedurismo en esto de escribir libros, me lo
ofreció un señor de aspecto bonachón, sencillo y fácil conversa. Como yo, esperaba ansioso a las afueras del templo
la apertura del espacio, llegamos muy temprano y coincidimos por un instante en intercambiar impresiones acerca de lo que significa escribir. Llevaba entre manos su primer proyecto de novela,
quería que fuera conocida por una editorial venezolana que tenía un stand de
exhibición, fue mi primera compra.
No hay dudas que en un evento de estas características el protagonista principal es el libro, sin embargo, la feria ofrece
talleres y encuentros creativos que le permiten al visitante estar en contacto
directo con escritores, ilustradores y todo aquél que pueda estar relacionado
con el mundo del libro. También es la oportunidad para estar en contacto con el
bullicio y la algarabía de miles de personas que circulando a lo largo de los
pasillos, manifiesta preferencias, señala búsquedas persistentes de autores que
se esconden o simplemente se dejan llevar por el boom editorial de moda. Hay de
todo y para todos, aunque reconozco que el poco apoyo gubernamental en materia
de disponibilidad de divisas, ha hecho una mella profunda en la oferta y por ende en los precios exhibidos
En esta visita fui con muchas expectativas, sólo el tiempo fue inclemente,
no pude estar dentro de este mundo maravilloso todas las horas que hubiera
querido, la realidad que no puede cambiarse, la incertidumbre del camino al
regresar a casa, imponían sentido común a la vuelta. A pesar de ello, la
sensación al salir fue muy grata, encontré mucho más de lo que esperaba, tanto
al principio como al final de la visita.
Me reencontré con recuerdos
maravillosos, coincidí con dos personas
que en el pasado formaron parte de mi equipo docente formal, les agradecí
profundamente la oportunidad, la primera me hizo sentir como si los años no
hubieran pasado, en un abrazo prolongado sentí un pretérito muy cercano,
representado en un aula de clase iluminada con un reflejo blanquecino, pupitres
naranja, su voz firme, la orientación precisa ante la duda.
Con la segunda, la experiencia ..., la identificación absoluta con ese mundo de
la palabra que fue el medio para
reunirnos después de tanto, pero tanto tiempo. Todo esto sólo fue el preámbulo
a la sorpresa y hasta en cierta medida, el desconcierto. Recibí una parte de mi pasado reflejado en cuatro hojas,
un pasado que por obra y gracia de lo que observaron mis ojos al develar el
envoltorio, se constituyó en un maravilloso presente ya añejo, pero con una
vitalidad inusitada. En ese pequeñísimo instante, la incredulidad me invadió …
Gaudí e Inferencia Estadística, en un sortilegio …fueron uno.
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