Una decisión por tomar.-


No es la primera vez que escribo sobre Roger Federer en este espacio, es un tenista fuera de serie y es por ello que como amante de este deporte me declaro una seguidora incondicional, alguien que ha observado muchos de sus partidos desde la admiración y en ocasiones hasta desde la sorpresa. Lo he visto superar situaciones realmente adversas durante sus presentaciones y salir airoso, sin mayores divismos, sin ostentaciones, solo con su técnica y su extraordinario talento.

¿Por qué nuevamente buscar palabras para describirle? ¿Pretensión? Solo me anima dejar una referencia en este momento, acerca de lo que me inspiró una foto que compartí recientemente en una red social y es la que precisamente encabeza este escrito. Allí pude observar a un hombre más allá del deportista, más allá del hombre de las cifras, más allá del hombre récord.

Roger Federer salta a la arena profesional del deporte blanco en el año de 1998, me transporto en el tiempo y recuerdo que en esa época mi jugador favorito era el tenista brasileño Gustavo “Guga” Kuerten, quién el año anterior había sorprendido a todos los entendidos de esta disciplina deportiva, ganando el Roland Garros desde una posición dentro del ranking ATP que no presagiaba un triunfo de esta magnitud, es más hasta ese triunfo, Guga no había accedido a ninguna final del circuito. Muy bien, pero este cuento no es por el jugador brasileño, sino por el suizo y retomo la idea inicial.

Nuevamente me hago la pregunta ¿por qué escribir sobre Federer en este momento? ¿qué me anima? Existen ríos de palabras colocadas en interminables hojas de papel virtual como de periódico y revistas que con una trayectoria comprobada a la vista de todos en este mundo del tenis, pueden ratificar con mayor propiedad cualquier cosa que yo pueda aportar. No importa, es mi espacio, es mi pequeño tributo a alguien que ha hecho que aprecie y admire lo que es la técnica, la perseverancia y la resistencia al demostrar tanto, pero tanto talento dentro de una cancha de tenis.

 Vuelvo a la foto, tan pronto la ví no pude declinar la invitación a especular sobre lo que reflejaba, ya que me sugiere reflexiones internas, algo de aceptación obligada, confirmar una vez más y como todo, que nada es para siempre. Para Federer de ahora en adelante cada torneo es una oportunidad más, es una reafirmación de su categoría, pero al mismo tiempo es también una confirmación de que el final del camino está más cerca que antes. 

¿Incertidumbre ante los días por venir? Es posible, no participó en el recién finalizado torneo de Montreal por una lesión en la espalda y sus resultados a lo largo del año no han sido muy auspiciosos para la talla de su perfil deportivo. Su ubicación en el puesto número 5 de la tabla demuestra mucho de ello, no es fácil asumirlo cuando se ha estado trescientas dos semanas como número 1 del mundo. ¿Cómo reconocer y asimilar que existen otros jugadores que se están haciendo campo dentro del circuito y que están luchando como él lo hizo en su oportunidad, para llegar a esa cima y tomar su testigo? Muy para sus adentros sopesa lo inevitable …el retiro y supongo que está preparando el escenario para hacerlo, muy a mi pesar.

Ver jugar a Roger Federer en este momento es confirmar que sus movimientos no son los mismos, sus golpes ya no exhiben la perfección de antaño, son en ocasiones ráfagas momentáneas que no son consistentes durante todo el partido y la contundencia del marcador ha sido desplazado por otros que denotan mayor tiempo en cancha para salir triunfante, o el haber sido despachado por otro jugador que sin mayores concesiones, demostró la maestría que él prodigaba a borbotones y que ya no puede exhibir en la misma medida que lo hacía par de años atrás.

Hoy jugó Roger Federer en el Western & Southern Open de Cincinnati, enfrentaba a otro veterano de estas lides, el alemán Tommy Haas, le costó, lo peleó y finalmente en tres sets salió triunfante. Me rendí ante su actitud, ante el pulso firme para construir y ganar los puntos importantes, recordé tiempos pretéritos y me maravillé. Lo veo y me resisto todavía a eso inevitable que cada día se manifiesta con mayor claridad, me resisto a esa opinión deportiva que lo ve como un enfermo terminal que debe retirarse a su casa a esperar el final. Entiendo, es el cuerpo, son las piernas, son los pensamientos que bullen dentro de la humanidad del jugador …¿qué le dirán?

En la próxima ronda existen grandes posibilidades de enfrentarse con el español Rafael Nadal, un clásico, reducidas posibilidades de triunfo, allí estará a pesar de todo y de todos. El retiro toca la puerta, él le oye y por los momentos no le abre, el destino previsto que insistirá, mientras tanto yo le sigo observando.


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